lunes, 31 de mayo de 2010

La consagración de la banalidad

¡Qué papo el de Pimpinela Escarlata, se creerá qué por meter en cada frase la palabra “RESPONSABILIDAD” los lectores la van a tener por el paradigma de lo responsable! Sobretodo, tras dejarnos boquiabiertos viéndola ascender por la escalerilla del avión con tal aire, que para si lo quisiera Mick Jagger. Me refiero a la secretaria judicial venida a magistrada por el turno pinto, pinto gorgorito, venida a Vicepresidenta Primera y Portavoz del Gobierno de la Nada: Mari Tere de la Vega. La entrevista-reportaje que le hace la directora de YO DONA, Charo Izquierdo, no tiene desperdicio; tanto por la banalidad de los argumentos que nos endosa Pimpi, como por la confusión que tiene la entrevistadora entre ser mujer y ser un repollo con lazo.

Una puede entender el mal gusto como una cosmogonía personal, un estar, una respuesta ante el mundo; pero el mal gusto creyéndose el arbitro de la elegancia, eso, es ser majadero. No casa bien una mujer que declama con una sonrisa permanente en la boca -aunque caigan chuzos de punta-, “RESPONSABILIDAD, firmeza y dolor”, y lleva unos botines estilo LetiZia que no valdrán menos de 300 lauros, unos pantalones pitillo, color coral, veinte tallas más grande que le queda como un Santo Cristo, una chupa trapezoidal de cuero, unas gafas fashion hormiga atómica y dos fular uno al lado del otro, a modo de toquilla, que no distingo bien si son de estilo berlinés o étnico. No, no casa bien la falsa humildad, “nunca llegué a pensar que iba a serlo, significa una enorme RESPONSABILIDAD”, con una cara de inmensa satisfacción por haberse conocido. Pimpi trabaja “más de 14 horas desde siempre, más ahora que tengo la máxima RESPONSABILIDAD”. Me recuerda las noches de insomnio mahelerianas del intelectual Alfonso Guerra; sólo que yo, a Pimpi la veo más escuchando el coro de las modistillas de La verbena de la Paloma. ¡Pero qué afán tienen los políticos por contarnos las horas que trabajan! Siguiendo el principio de todo detective: “aquí hay colillas, aquí han fumado”; deduzco que no pegan chapa.

Y venga “servicio público”, y venga “esfuerzo”, y venga “trabajar para la ciudadanía”, y venga “lucho por una vida más igualitaria”, y venga “conseguir la eficacia”, y venga “RESPONSABILIDAD”. Y venga las agencias de calificación bajando la calidad de la deuda mandanga, primero Standard&Poor’s y ahora Fitch.

P.D. Para todas aquellas lectoras interesadas en el fondo de armario de Pimpinela Escarlata, han de saber que lo adquiere en Vilanova i la Geltrú cuando está de vacaciones.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Las amistades peligrosas

Me fascina el mundo de la banca, y el de las Cajas en especial, esa simbiosis que se da entre los politicastros locales y el manejo de los millones de euros de los particulares que lo utilizan como si fueran suyos. No hay mejor invento que la legalización de la apropiación de los dineros ajenos bajo el signo del hipotético interés general y de las obras sociales. Un día, un ex ministro analfabeto funcional, un suponer, del Partido Me la Suda la Ciudadana y el Ciudadano, otro suponer, se queda sin cartera. ¿Qué hacer?, como diría Lenin, pues muy sencillo a presidir una Caja de Ahorros, y para ese acometer se rodea de sus más fieles incondicionales y de fervorosos sindicalistas con años de estudio en el Business School of London. No todo el mundo puede presidir un banco; y si no qué me lo digan a mí, que siguiendo el ejemplo de doña Branca me hice prestamista y depositaria de los ahorros de mis compañeros de pupitre. La manifiesta incompetencia y falta de profesionalidad me llevó a la quiebra, y gracias al FROB del Estado Vankaren o sea mis padres pude afrontar la ignominia de la ruina.

El verano del 2007, en una cena romántica, Bruno me dijo: “se acerca la mayor crisis que ha padecido el sistema financiero en cien años, el ritmo de crecimiento de los activos de las Cajas desde el 2004 ha sido del 30%, y todo destinado al sector inmobiliario”. A lo que yo le respondí: “me quieres”. Y él que siempre anda a lo suyo me dijo: “las operaciones realizadas de dudoso cobró alcanzarán en el 2010 entre los 100.000 y 150.000 millones de euros”. “Pero me amas”, insistí, mientras mi pie acariciaba el suyo por debajo de la mesa. “Esto implica que las Cajas de Ahorros tendrán que hacer dotaciones muy importantes, sus cuentas de resultados se resentirán, y los fondos propios serán inadecuados para soportar las cuantiosas perdidas a las que están abocados”, me soltó a la cara como quien no quiere la cosa. “En tu casa o en la mía”, le espeté ingenuamente. “Date cuenta de que las Cajas no pueden por ley salir a la búsqueda de capital como los bancos, lo que hace que sean más débiles”. Y yo bebiendo pequeños sorbos de champagne y mirándolo con ojos de carnero degollado. Y él erre que erre: “dudo que el Banco de España prevea lo que se viene encima y establezca barreras de control y restricciones al crédito inmobiliario. Carlota, las Cajas caerán una tras otra, y ello llevará a la desconfianza del sistema financiero internacional en la futura situación de Mandanga”. A esas alturas la cena romántica junto con mi libido, se habían ido al garete.

Visto con perspectiva, me doy cuenta de que no sólo los hombres tienen una neurona en el cerebro, también las mujeres, porque tenía que haber puesto más atención a sus palabras, sobre todo, cuando se refería a las relaciones de amistad entre los políticos y los promotores inmobiliarios. Ahora cuando leo en la prensa la amistad de José Bono con Rafael Santamaría, sus permutas, sus estancias en la finca del dueño de Reyal Urbis, me digo, que razón tenía mi Bruno, y yo pensando sólo en el sexo.

lunes, 24 de mayo de 2010

Obsevaciones empíricas demuestran que Rajoy es un molusco pardusco

La característica principal de los moluscos, según un profesor de ciencias naturales que tuve en la adolescencia, es que son parduscos. Descontando que me echó de clase por el ataque de risa y soliviantar a mis compañeros, el momento en que don Enrique pronunció la sentencia, fue decisivo en mi vida; no porque fuera un momento de inflexión (apenas tenía un antes), si no porque dejé de creer en cualquier principio de auctoritas. Los moluscos tienen la culpa de todos mis males, especialmente de no ser una mujer de provecho. Queridos blogueros, diréis que es fácil echarle la culpa al empedrado; pero, para una mente que se abría al mundo del conocimiento significó una ducha de agua fría, desde entonces soy una superficial diletante sin remisión.

Había un no sé qué familiar en el aire y en las palabras de Mariano, que no lograba identificar. En ocasiones he estado a punto de descubrir ese algo que despertaba en mí, pero se me escapaba en el último instante, dejándome en ascuas. Ayer, 23 de mayo, al verlo degustando caracoles en la Aplec del Caragol lo tuve claro: Mariano es un molusco pardusco. Como molusco de la clase gasterópodo que es, se mueve con lentitud alternando contracciones y elongaciones o sea como vulgar gusano; para ello observemos la ralentización a la que nos tiene acostumbrado el líder de la derecha cuando debe tomar una decisión (Barcenas, Camps…). Al igual que el caracol, Mariano produce un moco que tiene la propiedad de reducir las heridas, las agresiones externas y sobretodo le sirve para librarse de las sustancias pesadas que pueden perjudicarle; dicho moco es fácil de reconocer en el pepero, si se sigue el rastro de los cadáveres que va dejando dentro de su propio partido (Acebes, Zaplana…).

La paciencia es otra prenda que adorna a los moluscos tipo Mariano. Y aunque anda sobrado de ella, no le vendría mal tomar una sobredosis, si quiere que Francisco Camps deje de incordiar. ¿Podrá un simple caracol enfrentarse a un hombre dichoso, a un hombre henchido de éxtasis felicísimo? Creo que sí, porque no hay nada peor para la felicidad que su falta de rigor, así lo demuestra al contentarse con unos trajes de chichinabo. Si de amor también se muere como le ocurrió a Joan Crawford en la película de Jean Negulesco, de felicidad muere Camps. Enrocado en su reino de taifa, antes morir que perder la vida, le ha llegado la consumación del itinerario donde le espera el retráctil y pardusco Mariano.

jueves, 20 de mayo de 2010

Forlán y la técnica de la cebolla

Ayer me sentí una extraña en Mandanga, tuve un ataque de pánico, creí que los amigos, familia, vecinos y demás berzas cercanas estaban poseídos por alguna clase de “espora marciana”.

Como estoy sin un céntimo después de comprarme un vestido de corte veraniego en Kenzo, y me queda aún diez días para cobrar la nómina, llamé a mi padre para que me invitara a cenar. Fue mi primer encontronazo con la “espora”. El muy borde me dijo que lo sentía, pero iba a ver la Copa del Rey con unos amigos. <<¡Padre (los flamencos tenemos un cierto despegue en el trato familiar), si tú eres republicano y sostienes que el fútbol es el opio de las masas!>>. <<¿Es que uno no tiene derecho a distraerse? Vamos Carlota, a ver si superas prejuicios adolescentes>>. ¡Mi padre, el que voto “no” a la constitución del 78, me abandonaba por la Copa del Rey! Poco después me llamó X, un conocido crítico de cine con una personalidad súper cool, me invitaba a su casa donde se reunirían un grupo también súper cool para ver el doblete del Atlético, imprescindible llevar bufanda rojiblanca. ¡Era la primera vez en doce años de “intensa amistad” que sabía de su alma colchonera! La "espora" se multiplicaba. A media mañana tomé la habitual pulga de anchoas con los compañeros, muy irritados con el “cabronazo” del jefe por asistir en directo al derbi, y ellos trabajando como esclavos; después de escuchar derbi unas cuarenta veces me pudo la curiosidad y les pregunté inocentemente: ¿Habrá caballos en el partido? Gracias a que sonó el móvil pude esquivar las miradas de desprecio; era mi amiga Pepa para comunicarme que un tal Guardiola la ponía becerra. La espora tenía a los habitantes de Madrid con un cuerpo de fiesta que ni crisis, ni especuladores, ni impuestos, ni garzones, ni Camps…

Por la tarde de vuelta a casa escuché en la radio como el locutor recitaba una estrofa de Sabina, “Para entender lo que pasa/ hay que haber llorado dentro/ del Calderón, que es mi casa”; y decía: “¡Qué manera de comprender, esa voz canalla, esos versos, esas rimas que nos acercan al profundo sentimiento de los seguidores atléticos”. No, si todavía algún descerebrado propone al Poeta de los Ripios para el Cervantes –atentos a la rima pasa/casa-. Estaba viendo el final de Blade Runner cuando cogí el teléfono a Carmen.
-has visto qué cuerpo tiene el Uruguayo -me suelta.
-¿Qué Uruguayo? -le pregunto.
-¡Idiota! Forlán -me reprende.
-¡Ah, no sé quién es! –admito mi ignorancia.
-¿Pero es que no estás viendo el partido? Es un jugador del Atlético. La verdad es que de cara no vale un pimiento, pero qué tabletas. Yo le haría la técnica de la cebolla -me dice misteriosa.
-¿Qué técnica es esa? -me sorprendo.
-Coges los bajos de la camiseta, la subes con brazos incluidos y con ella tapas la cara para que no se vea -me explica.
Colgamos después de pasarnos nuestra buena media hora hablando de la técnica de la cebolla y de preguntarle si ha estado en contacto con algo parecido al polen. Antes de cepillarme los dientes puse la televisión. La plaza de Neptuno estaba vacía, un muchacho de rodillas suplicaba desconsolado al dios, acercando la frente al suelo una y otra vez. Soñé con esporas gigantescas en forma de Alianza de Civilizaciones y en irreductibles colchoneros.

lunes, 17 de mayo de 2010

Para cuándo la Ley "Inteligencia Igualitaria" o cómo hallar el CI de una sociedad

Es sabido que la inteligencia o la estulticia son atributos que adornan a la “criatura” humana, hay individuos e individuas que andan muy sobrados de una u otra cualidad; esta manifiesta injusticia me arrebata, me encabrona, no entiendo por qué las “criaturas” que gobiernan en Mandanga tan luchadoras por la igualdad no hacen nada al respecto. Bastaría con la publicación en el BOE de un Decreto Ley que estableciera la obligatoriedad del mismo coeficiente de inteligencia para todos los súbditos -ni muy alto ni muy bajo- con la consiguiente creación de un cuerpo policial encargado de vigilar y multar a las personas que destacaran en un sentido u otro, ya fuera de manera consciente o inconsciente.

Al gobierno de Casper le faltan agallas para alcanzar la solución final al problema de la desigualdad, y mira que tiene todos los medios: optimismo a prueba de bomba, temeridad frente al ridículo, Ministerio de Igualdad y cantidad de ministras de cupo. Entonces a que espera, por qué conformarse con nimiedades que hacen que nos salte la hiel a los espíritus de refinado progresismo. Iniciativas como la sustitución de la expresión asquerosamente machista de “recién nacido” por la femenina y sensible de “criatura” me saben a poco. Un paso más transgresivo hubiera sido la eliminación de todos los vocablos de género masculino del diccionario de la RAE. Pero no debo de impacientarme, Casper sigue su tempo, un día es “miembra” otro “criatura” y al otro con la excusa de rebajar el déficit de la Administración entierra la Biblioteca Nacional –ya me dirán la falta que hace para conseguir el aurea mediocritas-. Las crisis económicas, las bancarrotas de los estados son acontecimientos puntuales en el devenir de la historia, pero la implantación de la Ley “Inteligencia Igualitaria” supondría el no va más del avance social desde la revolución francesa.

Igual que se mide el coeficiente de inteligencia de las personas, también se puede llegar a cuantificar el de una época, para ello sólo hay que sumar los coeficientes de quienes la dirigen. Dos ejemplos ilustran la teoría. Momento Estelar de Occidente; Atenas 414 a.C., Platón, Sófocles, Pericles e Hipócrates beben vino en una taberna del Ágora y debaten sobre la vida pública de la ciudad-estado mientras meten mano al efebo que les sirve. Momento Crepuscular de Occidente; Madrid 2010 d.C., Juan Carlos I, Casper de la Moncloa, Pedro J. Ramírez y el energético de bajo consumo Miguel Sebastián comen una ensalada de lechuga, beben agua embotellada del Glaciar Perito Moreno y debaten sobre la importancia de llamarse Ernesto o lo bien que queda el Miguelín de la Coixet en el pabellón mandango de la Exposición Universal, total 55 millones de euros (una ganga). Efebos y bacantes esperan en la oscuridad de la noche.

miércoles, 12 de mayo de 2010

"Plan Ahorro en 7 Días"

Hoy ha sido un día reseñable para las crónicas de Mandanga, el pueblo llano ha sido testigo del mayor acontecimiento desde que en 1.848 se publicó el Manifiesto Comunista, un partido de izquierdas ha demostrado que puede ser más de derechas y más previsible que un partido conservador. Todo un logro del que nos podemos sentir orgullosos. Últimamente por avatares de la vida mi sexto sentido se encuentra bastante mermado; pero no sé… algo en mi interior bullía esta madrugada, porque de otra forma no entiendo que estuviera a la siete de la mañana despierta, con los ojos como platos y con una expectación fuera de lo normal; vamos, que he pegado un brinco a la primera y me he tomado los dos cafés de rigor en la cocina en vez de en la cama. Yo al igual que el presidente de Mandanga he oído voces en el exterior, aunque estas voces no alimentaban mi desconfianza, si no que insistían en que pasará la mañana frente al televisor, y las he obedecido, aunque reconozco que me he quedado dormida en la última intervención del líder.

De él se podrá decir de todo, que está en Babia (normal siendo leonés), que es un analfabeto funcional, que son las cejas de Mefistófeles andando, que no sabe hacer la “o” con un canuto, que es el aprendiz de brujo de Goebbels por su inclinación a la cosa propagandística…; pero hay que reconocerle los méritos: es un echao pá lante. La semana pasada Mandanga iba de cine y se negaba a recortar el déficit, y en un pispás nos presenta hoy en el Congreso el “Plan Ahorro en 7 Días”. ¿Qué ha pasado para este cambio? Nada, poca cosa, que la economía del país se precipita hacía el inframundo y los europeos han dicho: basta que nos arrastra. Pero con un desparpajo digno de estudio se nos ha presentado como el Carlos Magno del Euro, el protagonista del cambio histórico, el revitalizador de la UE.

Desde el atril pide un esfuerzo nacional para salir de la crisis a los pensionistas, a los asalariados, a los dependientes, y para de contar; y con una caradura digna del personaje de Ozores (in memoriam) en Los Tramposos dice que mantendrá integra la protección de desempleo, pues que deje sin un céntimo a los cinco millones de parados (será interesante observar como piensa reducir el déficit con la tasa de desempleo actual, dificilillo lo veo). ¿Ah, y de la responsabilidad? ¡Qué pregunta! La tiene el éter por donde se mueve la mano negra de los especuladores, para Casper de la Moncloa: “mi responsabilidad es seguir”. Por favor, que sea irresponsable y se vaya, qué pena que no se estile el ostracismo.

lunes, 10 de mayo de 2010

Mariano Rajoy no es Hugh Jackman

Dicen los sabios que la supremacía del hombre, sobre el resto de los seres que pululan por la Tierra, comenzó con el lenguaje, con el primer sonido articulado que llevaba asociado un significado. El lenguaje es la piedra filosofal de la humanidad, y la observación de su empleo se convierte en una herramienta eficaz a la hora de desarrollar una tipología conforme a los diferentes homínidos con los que nos topamos a diario. Los hay de lengua suelta, hablan sin parar y sin pensar, son las estrellas enanas de las reuniones a punto de ser engullidas por el agujero negro del parloteo, y se ven a si mismos como la alegría de la fiesta; los hay de lengua profunda, estos no conciben un viernes por la noche sin sacar a colación algún tema agudo, ya sea de tendencias, de arte o de filosofía transcendental, dejando a la concurrencia en un sopor irrecuperable y entregada sin remedio a la bebida; los hay que se envuelven en el enigma del silencio, lo que les hacen interesantes a los ojos de los demás, especialmente si se parecen a Hugh Jackman, hasta que abren la boca y la cagan. Esta última tipología es la peor, evidencia el fracaso de los lugares comunes en los que nos han educado, y a ella pertenece el lánguido líder de la oposición, Mariano Rajoy. ¿Qué puede esperarse de un presidenciable que la mayor parte del tiempo calla y de pronto estalla en incontinencia verbal? Nada bueno.

“Camps va a ser el próximo candidato en las próximas elecciones en Valencia… Diga la justicia lo que diga”. ¡Ahí va el Ebro! Esta frase la soltó el jueves pasado, no ha podido esperar a que el doce de mayo el Tribunal Supremo diga si reabre el caso por los Sudarios –el cráneo del valenciano cada vez se parece más a la calavera de Hamlet, ¿pagar o no pagar?- Los oscuros motivos de Mariano, las variadas hipótesis contrastadas de los periodistas (qué si lo dijo arrebatado por los encantos y el buen hacer de la entrevistadora, qué si fue por lanzar la pelota al terreno del penitente Camps para quitárselo de encima…) son indiferentes, allá él, no estoy en su cabeza ni en los sótanos del número 13 de la calle Genova. Lo que no me deja indiferente es el alto valor que la Justicia tiene para el presidente del PP; en el descriptivo lenguaje tabernario “Diga la justicia lo que diga” se traduce por “me la suda”. Como decía, más o menos, mi amado Montaigne, la gran bola de la corrupción se forma merced a la contribución particular de cada uno de nosotros, y, las palabras no son ajenas a ella, son las raíces.

Rajoy habla desde el sueño del poder, más no sabe que aquel que habla en un sueño jamás podrá regresar de él (esta frase no viene a cuento, pero es que yo soy del tipo: me gusta oírme).

¿Será la barba? No, no, definitivamente no se parece.

miércoles, 5 de mayo de 2010

De como en Zapatero surgió el quietismo

Hay momentos que duran un trago, y, sin embargo, son decisivos para desvelar un misterio o resolver un problema que te ha rondado durante años; y de repente, gracias a una imagen trivial comienzan a llegar ideas inconexas que dan con la solución. Jugando con la aceituna del dry Martini en la barra Del Diego vinieron de improviso, sin esfuerzo alguno, mientras veía una foto de José Luis Rodríguez Zapatero. Ver al niño de orondos mofletes caídos, con esa mirada lechona de vaca –tan propia de los ojos claros-, con la boca entreabierta que no distingo si sonríe o es que se comería una rueda de churros. Fue verlo y pensar en el Pelargón, en los sindicatos y en la doctrina del quietismo, y al fin todas las piezas encajaron.

Siguiendo el curso de mi cerebro científico, sostengo que Casper de la Moncloa es el niño que aparece en el envase de la leche Pelargón, de ahí le viene esas ganas de relumbrar –de sobra es conocida las dificultades de las estrellas infantiles para adaptarse al anonimato de la madurez-. Observando sus rasgos y siguiendo durante los últimos tres años sus hazañas en materia económica, he llegado a la conclusión de que las criaturas que han sido ecológicamente sostenidas con leche materna están más predispuestas a soltar lastres familiares, a desvincularse de cualquier forma de deidad y son propensos a la acción; por el contrario, los que han sido alimentados de manera artificial son dados al quietismo, a buscar compulsivamente la figura de Dios y a culpar al destino. En su caso no me cabe duda, los sindicatos y los lugares comunes han sustituido al Todopoderoso, y el intangible mercado repleto de intangibles especuladores al destino.
Como quietista que es, Casper no da importancia al conocimiento –en dos tardes supera a Adam Smith-, sino a la salvación por la gracia, por la contemplación, evita todo esfuerzo, elimina toda responsabilidad, toda actividad intelectual para domeñar a la CRISISQUÉCRISIS. Abandono. De qué sirve la voluntad si no podemos escapar a los poderes superiores. Un silencio de palabras, un silencio de pensamientos, sólo roto por fuegos artificiales: “nuestro sistema financiero ha demostrado una fortaleza y una solvencia ejemplar después de dos años de aguda crisis (¿ha dicho crisis, habré oído bien?) financiera”. Alguien entre sus múltiples asesores debería explicarle que el mercado no pide retórica, sino hechos, que el mercado ha perdido la confianza en la política económica y en las fingidas reformas de su gobierno.

En lo que va de semana Mandanga se ha descapitalizado en 30.000 millones de euros, lo que traducido en pesetas nos da 5 billones, y dicho en números la apoteósica cifra de 5.000.000.000. En cuanto a los 5 millones de parados, hace tiempo que perdieron la confianza.




lunes, 3 de mayo de 2010

¿Comparaciones con Grecia? ¿Quién ha dicho chirimoya?

Qué Mandanga no es Hélade, no hace falta que nos lo repita minuto sí y minuto también la coleccionista de chaquetillas Elena Salgado. Desengañémonos, no se puede esperar nada de una ministra de Economía y Hacienda que confunde la astringencia en el vestir con la elegancia, y, qué para colmo varias veces a la semana, como los famosos del tres al cuarto, necesita encontrar un momento de desahogo físico y mental en la postura del loto o en la de la garza. No puede ser de otra manera, al fin y al cabo, ella forma parte de un gobierno cuya máxima aspiración es el nirvana político o lo que es lo mismo: el pensamiento cero.

Qué esto no es Hélade, lo pone en evidencia la sonrisa de satisfacción de Mari Tere al dar las cifras del paro (de qué se reirá) o el eco de las consignas sindicales en las calles vacías el pasado uno de mayo. Aquí todos estamos tranquilos y optimistas porque somos un pueblo de recursos, de ingenio, como lo demuestra la iniciativa del Museo Thyssen con el programa de “inclusión de públicos con necesidades especiales” en “un espacio de encuentro entre colectivos con riesgo de exclusión social”. En román paladino y para entendernos: los pobres de solemnidad. Por medio de esta novedosa actuación, el Thyssen recoge los miércoles por la tarde a los sin techo y un “educador”, eufemismo del guía de toda la vida, les explica un cuadro; es la versión moderna de ponga un pobre en su mesa, pero más barato porque no les dan de comer y además cobran 30 euros al centro encargado de llevar el grupo. El objetivo es convertir a los desheredados de la fortuna en expertos de Chagall, por ejemplo, con el consiguiente subidón de “autoestima”. Un atrevido y nuevo enfoque de la beneficencia.

La perversidad ha alcanzado un grado de refinamiento de difícil superación. Pero la idea de sustituir la cultura institucionalizada por una cama, un trabajo o un plato de garbanzos es cojonuda; y el Gobierno de Mandanga debería aprovecharla, convirtiendo los museos en campos de concentración, para decirlo más finamente, lugares de arte y ensayo donde tener recogidos a los cinco millones de parados sin que molesten ni se les vean mucho. De paso se ahorrarían millones de euros en subsidios que vendrían muy bien para rebajar el déficit o invertirlos en viajes morrocotudos de nuestros prebostes y sus respectivos séquitos a la Exposición de Shangai. ¡Gracias a Dios que no tenemos nada que ver con los griegos!