miércoles, 26 de mayo de 2010

Las amistades peligrosas

Me fascina el mundo de la banca, y el de las Cajas en especial, esa simbiosis que se da entre los politicastros locales y el manejo de los millones de euros de los particulares que lo utilizan como si fueran suyos. No hay mejor invento que la legalización de la apropiación de los dineros ajenos bajo el signo del hipotético interés general y de las obras sociales. Un día, un ex ministro analfabeto funcional, un suponer, del Partido Me la Suda la Ciudadana y el Ciudadano, otro suponer, se queda sin cartera. ¿Qué hacer?, como diría Lenin, pues muy sencillo a presidir una Caja de Ahorros, y para ese acometer se rodea de sus más fieles incondicionales y de fervorosos sindicalistas con años de estudio en el Business School of London. No todo el mundo puede presidir un banco; y si no qué me lo digan a mí, que siguiendo el ejemplo de doña Branca me hice prestamista y depositaria de los ahorros de mis compañeros de pupitre. La manifiesta incompetencia y falta de profesionalidad me llevó a la quiebra, y gracias al FROB del Estado Vankaren o sea mis padres pude afrontar la ignominia de la ruina.

El verano del 2007, en una cena romántica, Bruno me dijo: “se acerca la mayor crisis que ha padecido el sistema financiero en cien años, el ritmo de crecimiento de los activos de las Cajas desde el 2004 ha sido del 30%, y todo destinado al sector inmobiliario”. A lo que yo le respondí: “me quieres”. Y él que siempre anda a lo suyo me dijo: “las operaciones realizadas de dudoso cobró alcanzarán en el 2010 entre los 100.000 y 150.000 millones de euros”. “Pero me amas”, insistí, mientras mi pie acariciaba el suyo por debajo de la mesa. “Esto implica que las Cajas de Ahorros tendrán que hacer dotaciones muy importantes, sus cuentas de resultados se resentirán, y los fondos propios serán inadecuados para soportar las cuantiosas perdidas a las que están abocados”, me soltó a la cara como quien no quiere la cosa. “En tu casa o en la mía”, le espeté ingenuamente. “Date cuenta de que las Cajas no pueden por ley salir a la búsqueda de capital como los bancos, lo que hace que sean más débiles”. Y yo bebiendo pequeños sorbos de champagne y mirándolo con ojos de carnero degollado. Y él erre que erre: “dudo que el Banco de España prevea lo que se viene encima y establezca barreras de control y restricciones al crédito inmobiliario. Carlota, las Cajas caerán una tras otra, y ello llevará a la desconfianza del sistema financiero internacional en la futura situación de Mandanga”. A esas alturas la cena romántica junto con mi libido, se habían ido al garete.

Visto con perspectiva, me doy cuenta de que no sólo los hombres tienen una neurona en el cerebro, también las mujeres, porque tenía que haber puesto más atención a sus palabras, sobre todo, cuando se refería a las relaciones de amistad entre los políticos y los promotores inmobiliarios. Ahora cuando leo en la prensa la amistad de José Bono con Rafael Santamaría, sus permutas, sus estancias en la finca del dueño de Reyal Urbis, me digo, que razón tenía mi Bruno, y yo pensando sólo en el sexo.

1 comentario:

  1. ¡Chapeau!,tan afilada e ingeniosa como siempre.Ya ve usted,sexo y economía doméstica no combinan bien.Salude al encantador Bruno

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