viernes, 30 de octubre de 2009

La Gran Revelación

Pensaba iniciarme en esto del blog, alabando los designios inescrutables del Altísimo que había puesto ante mí, durante las últimas semanas, una serie de profundos artículos del polifacético filosofó de la inteligencia: José Antonio Marina. Pero aunque ésa era mi intención todo cambió de repente, el pasado domingo, al quedarme noqueada por la Gran Revelación.
Eran las once de la noche, cuando mis amigos decidieron marcharse, después de un día de lentejas con chorizo, tropecientas botellas de vino, agotadas las existencias de ginebra, y dejando el salón de mi casa y la cocina como la biblioteca de Sarajevo.

He de reconocer que como buena anfitriona no dejo que mis invitados beban solos, y me vuelvo una dipsómana sin freno en mi afán de hermandad. Así que, cuando me metí en la cama bajo el edredón y abrí “Las Confesiones”, por el capítulo donde las abandoné; no tenía la frescura de mente ni la concentración que el Santo requiere para su lectura, y decidí, ojear los periódicos del día. Por favor, que este acto no os lleve a pensar que soy una de esas personas que no pueden vivir sin estar informadas, qué va, adoro la desinformación; no, sencillamente es que el último gin tonic se me había instalado en el tercer ojo. Pero antes de comenzar, tomé, como cada noche, cuatro gotas de flores de Bach indicadas contra los pensamientos obsesivos. Queridos blogianos, si alguno de vosotros pertenecéis al grupo de neuróticos obsesivos, os la recomiendo vivamente, porque por no tener no tienes ni pensamientos, se evaporan.

Y ahí estaba yo, primero un periódico, después otro. Me tropecé con la fotografía de la joven consorte abrazada a una anciana hacedora de cestillas, en un idílico marco rural, a la cual no le dedique más de un segundo por obvia. Vi a Casper de la Moncloa, a una tal Munar y a la plana mayor del PP triunfantes porque se “personan” en el Caso Faisán…No sé en que momento apareció ante mí la página 58, sección sociedad, del provecto ABC. Debí tomar nota de la hora exacta de la Gran Revelación: la MUJER ESPAÑOLA MIENTE; pero pegue tal respingo en la cama que tire bolígrafo, cenicero, almohadones y gato. Yo no caí de bruces al suelo porque me sujete al titular y a la entradilla, en el afán de no perderme las tres columnas con sus gráficos explicativos, cual llaves mágicas que me abrieran los ojos a esta verdad oculta durante tantos siglos.

¿Cómo es esta nueva mujer? Me pregunto. ¿Cómo es la mujer española? Se pregunta el titular, pues gracias a la fidelidad de 25.000 lectoras encuestadas puedo saber que es “intelectualmente inquieta” y “crítica con lo que considera injusto”. Desde que leí lo de “intelectualmente inquieta” no he tenido sosiego, las flores de Bach no me hacen nada. Sólo veo una multitud de españolas cuyos cerebros dan saltos sin parar dentro de sus cráneos, voy por la calle y ante la aparente normalidad que muestran, siento como se rebullen nerviosas, pergeñando sin parar. Me dan pavor, ya no salgo de casa. ¡Qué capacidad para la mentira! ¡Qué artistas! Las españolas son las europeas que más gastan en cremas, operaciones de cirugía, botox, pinchazos de ácido hilaurónico, reducciones e implantes de pecho, relleno de labios, liposucciones varias, estiramientos de piel, bla, bla, bla… Sin embargo, mira por donde, en la encuesta de mis pesadillas, la belleza está años luz de esa bulliciosa inquietud, las españolas anteponen el conocimiento intelectual a esa vacía belleza. Me las veo como a Hipatias transfiguradas en la búsqueda de la elipse, cuánto daño puede hacer una película al estilo jolibudiense con las ínfulas de la vieja Europa ilustrada. De lo que estas desazonadas mujeres consideran injusto, el redactor no dice nada, supongo que será el hambre en el mundo o la justicia en España.
Entre tanta farfolla se cuela la única verdad, que la encuesta llama “clichés que caen estrepitosamente”. Y esta verdad es que el amor les importa un carajo, por orden de preferencias se encuentra el dinero, el trabajo y la salud. Además, si tienen tiempo libre prefieren pasarlo con la familia, qué detalle. ¡Ah!, se me olvidada las “féminas” (sic) tienen una actitud positiva.

Estoy sobrecogida, congelada en el mar de Beaufort. Os prometo que el próximo día escribo sobre José Antonio Marina y su prolija obra.

PD. Blogianos, el viernes 30 la revista “Mujer Hoy” sacará un número especial, cuyo eje central será esta encuesta. No os la perdáis, tenemos mucho que discutir.