lunes, 28 de junio de 2010

A más dinero defraudado, más felicidad

Aunque creamos que estamos en el no va más de la cúspide del nivel evolutivo, desengañémonos, somos seres básicos, de una simplicidad bipolar, como demuestra los dos impulsos que rigen nuestras vidas: el deseo de placer y la voluntad de evitar el dolor; saltamos de uno a otro con los ojos vendados y un sinfín de teorías prestas a justificar este tránsito animal. Pero hay una substancia primordial y necesaria en el universo humano que sirve de argamasa entre los dos impulsos, única realidad tangible, sin la cual carecería de sentido la existencia tal y como la conocemos: el dinero. Lo demás sobra. De entre todas las frases hechas, la más estúpida es esa de que “el dinero no da la felicidad”, la inventó un millonario con la intención de ilusionar al resto de la tribu con falsos misticismos, mientras él acaparaba riquezas.

Deberíamos tomar ejemplo de la Agencia Tributaria y correr alegremente en pos del dinero, cualquier forma de conseguirlo debe ser admitida sin temor, sin prejuicios. Si hay que robar, se roba; si hay que engañar se engaña; si hay que explotar, se explota; y si hay que ser de la madera de Botín, pues se es. Eso sí, de vez en cuando como el banquero para limpiar la imagen nos damos el lujo de regalar unos euros, sino a la Universidad de México que nos viene grande el proyecto a la primera ONG que se nos cruce en el camino. Bendita sea la avaricia y Bendito el fraude fiscal; porque cuanto más tela tienes, más se inclinan ante ti, y más te perdonan. Y para muestra el botón del Ministerio de Hacienda, que invita a los mandangos con cuentas ocultas en Suiza a declarar unos dinerillos, que se habían olvidado incluir en la declaración de la renta del 2005.

Nada, una bagatela, tres mil cuentas de unos mil ciudadanos y ciudadanas (menos mal que en esto del money no hay desigualdades de género), en total cerca de ocho mil millones de euros se encuentran depositados en el banco HSBC. El dinero tiene una tendencia a la huida, a esconderse de las miradas cotillas, que es digno de admiración. De esta admiración debe participar la Súper Agencia, porque me niego a pensar que los motivos de su laxitud sean la negligencia o la pereza. El caso es, que no ha podido evitar enterarse de la evasión del capital por el pesado del marido de Carla Bruni, Charkochi, que le ha filtrado una lista de defraudadores fiscales que compró a un ex empleado ladrón del banco.

Ciudadanos y ciudadanas pillados y pilladas en semejante trance, serenidad, no pagar ni un céntimo y luchar por lo que es vuestro, como mucho esperar a lo penal: a pruebas obtenidas de forma ilícita, anulación garantizada.

Siguiendo a Leibniz: “hay una infinidad de mundos posibles, pero sólo hay un mundo real”: el dinero.

jueves, 24 de junio de 2010

Poseídos por Saturno, el Gobierno toma impulso

En mi viaje de regreso del norte de Europa paré en Saint-Quentin, donde descubrí en una recoleta plaza un delicioso café, de los típicos franceses a los que no le faltan un detalle -qué envidia me dio ver sobre las mesas jaroncillos de flores silvestre, en los pueblos de Mandanga de plástico y va que chuta-; sentada en la terraza me tomé dos copas de crème de cassis. ¡En qué hora! A partir de ese momento, un comecome paranoico se adueñó de mi cerebro: la certeza de que Casper de la Moncloa tramaba algo. ¡Vamos, un delirio! Porque para tramar hay que hilar algo, ¿no?, y, francamente, el Einstein ya tiene bastante con ordenar los pensamientos que se le cruzan.

Con esa comezón he andado liada hasta la noche del miércoles, cuando asistí a la cena organizada por madame Eva, excelsa espiritista y creadora de haikus. Avanzaba la velada en amena conversación, hasta que madame Eva detuvo su inquietante mirada en María y en mí, y de golpe nos suelta: “vosotras sois libras”. En un principio nos quedamos atónitas por su arte adivinatorio, y más tarde traumatizadas al explicarnos que pasaremos dos años poseídas por Saturno, el planeta del rigor. Tras la impactante revelación pasó a detallarnos la carta astral del Gobierno, con lo cual el ambiente se relajó. A la médium no le cabe la menor duda, lo ha leído en las estrellas, esta legislatura (como nosotras) estará bajo el dominio de Saturno; y no se paró en generalidades al revelarnos con total precisión, que antes del mes agosto habrá una crisis de Gobierno. Mira por donde al final me enteraba de lo que maquinaba el espabilado: la crisis del Ejecutivo.

Casper vuelve al pretérito pasado y resucita viejas momias para el nuevo impulso regenerador: el triple ex, Javier Solana; Miguel Boyer, que le pagan como se merece o sigue enredado en el carrete de la Preysler -así está el tema-; y la pieza fundamental en esto de la economía, el retonno de Guillermo de la Dehesa. Después de la cena, he pasado el rato indecisa entre dos cuestiones: ¿será un hombre de amplia imaginación y quiere sorprendernos con pesos plúmbeos? o ¿le falta eso que llaman una buena cantera? En cualquier caso, es fácil saber quién está a la sombra de la muchacha en flor: Felipe González, el líder primigenio devorando al hijo. Yo de Casper no me fiaría y correría a esconderme en una cueva de Doñana, allí esperaría tranquilamente con las cabras el momento en que Saturno regrese a México.

En cuanto a María y a mí, el sábado damos una fiesta para la familia y los amigos, donde les explicaremos que si nos ven erráticas en estos próximos años, no es por nuestra culpa, es que estamos poseídas y no somos responsables de nuestros actos. No vamos a ser menos que el presidente.

lunes, 21 de junio de 2010

Los tecnosexuales se citan en el Congreso

Como el reinado de Witiza, oscuro y tormentoso se presenta el proceso de madurar. ¿Quién soy? Hay personas que la gran pregunta se les atasca hasta la muerte, y otros que no llegan nunca a planteársela. Digamos que se encuentran en una permanente inmadurez, no han superado la adolescencia, etapa donde la presencia o la ausencia de crisis y compromisos forman nuestra identidad. Distinguir a los que pertenecen a este segundo grupo es fácil, ya que la sociedad de Mandanga es prolija en ellos. Es el motero cincuentón achaparrado que vemos bajarse de la Harley-Dadvison, cuya cilindrada le pondría en la galaxia más cercana con un solo golpe de muñeca; es la fashion victim; y es el neófilo, nombre con el que se conoce a los aquejados por el síndrome de estar a la última en los gadgets más sofisticados, el iPhone sin ir más lejos.

Allá cada cual con su dinero y sus patologías adictivas. Pero se me ponen los pelos como escarpias observar a los 350 diputados poseídos por el síndrome del comprador compulsivo con cargo a los presupuestos. Con la que está cayendo, la última de estos tecnosexuales del Congreso es gastarse 90.000 euros en sustituir la obsoleta blackberry por el iPhone 4. El negocio para los mortales mandangos es un ahondar más en la ruina; no así para MoviStar, empresa que estará trabajando a destajo para que a la vuelta de vacaciones no se quede ninguno sin su juguete. Leo la excusa perfecta: “con este tipo de aparatos, que incorporan un certificado personal de firma electrónica, los diputados pueden presentar todo tipo de iniciativas parlamentarias desde cualquier lugar”. Sí, desde la Seychelles, el puticlub o la taza del váter, el caso es facilitarse ellos mismos el absentismo laboral.

No estamos "En brazos de la mujer madura" de Stephen Vizinczey, sino en los de unos niñatos con propensión marginal al consumo cercana a 1, inestables emocionales, carentes de autoestima, dependientes que buscan la aprobación, probablemente con la sexualidad atrofiada, que necesitan poseer el último modelo de móvil para excitarse y exhibirlo como muestra de poder y de estatus social. Qué conste que esta descripción de la “difusión de la identidad” viene descrita en cualquier manual de psiquiatría.

P.S. ¿Sabrán los legisladores de izquierdas y el flamante partido de los trabajadores (antiguo PP), siempre preocupados por el bienestar de la humanidad, que el iphone está fabricado en China, por FOXCONN, una ciudad-fábrica, donde trabajan, comen y duermen 420.000 empleados, por sueldos de 100€ mensuales?

miércoles, 16 de junio de 2010

La peste bubónica, y los días de vino y rosas

En estos días la educación calvinista que con tanto trabajo intentó inculcarme mi padre, se está yendo al traste; y, en su lugar, cada segundo que pasa me convierte en un calco unicelular de Mandanga. Mis números rojos se han disparado de tal manera, que estoy pasando del espectro electromagnético de las estrellas gigantes rojas a una de carbono.

Sí, he vivido a lo grande, pero que me quiten lo bailao. Una pone de su parte por ahorrar; pero todo se viene abajo, cómo cuando fui a Marrakech, ciudad cutre dónde las haya, no tuve más remedio que quedarme en la Mamounia, ponerme ciega a gin tonic, champagne, y pasear por los jardines a lo Winston Churchill cualquiera. El caso es que soy una deuda andante, y no hay manera de acceder a la financiación de los mercados exteriores. La familia me ha advertido que hasta que no ponga orden en mis gastos no suelta un euro; y he soportado con gran estoicismo la regañina de mi madre por ver como pierdo mi toque flamenco a favor del sureño. Mi prima de riesgo es alta, pero Bruno gentilmente ha accedido a prestarme dinero con la condición de que lo utilice para pagar los descubiertos.

Ya con el cheque en metálico, he decidido que la CRISISQUÉCRISIS no me amarga la vida y como la Pampinea del Decamerón, huyo de la peste bubónica, entregándome al consumo salvaje. Es mi pequeña aportación a favor del comercio interior, y, mi huelga general a los líderes mundiales que propugnan la vuelta a la vida espartana. Fuera estrés, ansiedad, miedo a la incertidumbre y a la depresión. En situaciones críticas hay que tener la autoestima alta y rechazar los pensamientos negativos, para ello nada mejor que gastarme la confianza de Bruno en un coche. Después de muchas dudas entre el nuevo fiat 500 y el Audi 1, he decido que este último (por supuesto descapotable y automático) es el complemento ideal, me da un aire de alegre burguesa muy a tono con los tiempos que corren. Para estrenarlo he pedido un adelanto de las vacaciones, con el fin de viajar hasta Bélgica y ver como andan los ánimos de mis primos de Flandes.

Está visto que nunca se ha de perder la esperanza o la caradura, que viene a ser lo mismo; porque cuál no ha sido mi sorpresa, cuando el director de recursos humanos me dice: “Carlota, cógete los días que te de la gana y deja de dar la matraca, bastante tengo con los sindicatos y la negociación de la bajada de sueldo de los empleados”. Más contenta que unas castañuelas me doy al desenfreno, y ¡qué salga el Sol por Antequera!

lunes, 14 de junio de 2010

"La Última Cena de la Cultura". Tragicomedia en medio acto.

Cuando lo trivial, sea lo que fuere, pasa de ser adjetivo para convertirse en sustantivo. ¡Cuidado, algo chungo se cuece! De la misma forma hay que estar en guardia cuando un sustantivo, por ejemplo “cultura”, adquiere las propiedades del adjetivo. Sucede a diario, pero la mayoría de las veces nos cogen con la guardia baja. Entre el trabajo, la Roja, la familia, los momentos soma y Telecinco, es normal que el día a día nos pueda; y ahí, es donde nuestros avezados legisladores nos llevan la delantera, da igual que el Golem recorra los caminos de Mandanga, les sobran tiempo y asesores de imagen para dedicarnos una performance.

¡La cultura! Un cul de sac, lo mismo cabe la sopa de ajo, la tuna, las fiestas de los quintos, la tomatina que El Quijote o El caballero de la mano en el pecho. Además es un tema muy socorrido para los políticos, que cuando no tienen nada que hacer, matan moscas con el rabo. He aquí a nuestro Esperando a Godot, Mariano Rajoy, que el 10 de junio en el Teatro Calderón de Madrid nos deleitó con la tragicomedia “La Última Cena de la Cultura”. Él de Jesucristo y los representantes del mundo escénico (entre ellos la miss, Juncal Rivero) travestidos de apóstoles charlaron de asuntos de vital importancia para el futuro del país, como: “el respeto institucional por la independencia de intelectuales, creadores y artistas”, subvenciones varias y la Ley de Mecenazgo. Un Mariano sin complejos destacó que “tiene mucha confianza en el teatro, una expresión artística con un enorme futuro, porque en el se puede ver al ser humano que está ahí, en persona”.

Jacob Burckhardt definía la mediocridad como la fuerza verdaderamente diabólica que actúa en el mundo -para una comprensión definitiva del axioma, no tengamos empacho en releer cuantas veces sean precisas la anterior frase de Mariano-. El profesor tiene su punto de razón cuando vemos que a la facción izquierdosa le da por los cantautores tipo Víctor Manuel, paseando por el jardín cogido de la mano de Ana Belén o de Lucía Etxebarría; y a los de la derecha les pone la puesta en escena a la manera transgresiva de Calixto Bieito. Pero en cuanto al arte, que no a la cultura patatera engrasada por la maquinaria del estado, no puedo estar más en desacuerdo. Duermo tranquila; porque Mandanga tiene el ejemplo del renacimiento italiano, que en plena desintegración política se daba el mayor despliegue de energía artística. ¿O no es posible aquí?

jueves, 10 de junio de 2010

De los intelectuales orgánicos a los intelectuales detritus

El primer principio de la termodinámica intelectual es la ley de su Conservación: el intelectual ni se crea ni se destruye, se transforma. Viene este principio a colación por un acontecimiento alegórico que tuvo lugar el pasado lunes cuando comía un bocata de mejillones en escabeche. Un goterón pringoso del tamaño de un huevo frito manchó una hoja de Antonio Gramsci, qué mira por donde versaba sobre los intelectuales orgánicos. Cómo soy una sentimental me agarré un disgustazo morrocotudo, arranqué una página de un libro de Noam Chomsky que tenía a mano, y limpié el desaguisado lo mejor que pude (si es por cuestión de clases, entre uno y otro no hay color).

A parte del bidet y de vampirizar ideas ajenas, a los franceses le debemos la estupidez del invento; desde entonces se extendieron como una epidemia, arrinconando sin ninguna contemplación y para nuestra desgracia a la estirpe de los ilustrados. Siempre me han producido erisipela, huyo de ellos en cuanto los huelo, y si por un casual me topo con alguno, procuro no escucharlo. Soy muy sugestionable; y al igual que a Woody Allen le da ganas de invadir Polonia cuando oye una opera de Wagner, a mi me puede dar por fundar un estado totalitario del cariz que sea.

En la actualidad este ser en vez de mostrarse iconoclastas, verdadero sentido de su posible existencia, corre baboso hacía todo lo que huela políticamente correcto, sin reflexionar, sin poner en cuestión el establishment, siempre legitimado desde el poder, no desde la crítica. De ahí la controversia: ¿se acerca el fin de tan ilustre raza? Debate que sólo les importa a ellos, porque a los demás nos la trae floja la extinción de los dinosaurios.

No, no caerá la breva, se han transformado en casposas celebridades mediáticas: los periodistas de opinión. Si no se lo creen, vean Madrid Opina, aunque pueden encontrar el mismo programa con distinto nombre en el resto de cadenas. Sentados unos a la derecha otros a la izquierda, son clones sin personalidad ni pensamiento propio, instrumentos para garantizar el poder de los partidos políticos; que impasibles o alterados, según se tercie la provocación o el espectáculo, lanzan mensajes cortos (previamente dictados) a la audiencia con memoria de pez. Banalización de la crítica. Ni en la peor de sus pesadillas hubiera soñado Gramsci que el orgánico intelectual hubiera devenido a la postre en detritus.

lunes, 7 de junio de 2010

Es preferible robar que trabajar

Después de la reunión mega secreta de este fin de semana en Sitges, nuestro ínclito presidente que tiene, como vulgarmente se dice, la picha hecha un lío en cuanto a ideología creativa, se ha subido al motocarro del mercadillo de la Moncloa. Y desde las alturas se desgañita voceando a los cuatro vientos.

-¡Estamos qué lo tiramos! ¡Oigaaa! ¡Esto es una gangaaa, ni treinta ni veinte ni diez ni cinco! ¡Tres! He dicho tres. ¡Un euro, señores, por un euro le damos un título de deuda pública de Mandanga! ¡No sean tímidos, saquen los billetes de quinientos de las cajas de galletas, de los paraísos fiscales! ¡El Estado lava más blanco que las Caimán! ¡El tipo de interés más barato para el defraudador! –Elena, la azafata económica, vestida de conejita Armani da vueltas a su alrededor, agitando unos papelillos al viento.

Y todavía escucho por ahí que esta medida aliviará la crisis financiera del país, más surrealista, imposible. He de reconocer que disfruto viendo al Estado encabezar y patrocinar a los malhechores; pone en evidencia el verdadero sentido de su existencia. Y como la asociación de ideas es libre, me recuerda el argumento de M, el vampiro de Düsseldorf, donde los criminales hacen piña con la policía para atrapar al asesino que está arruinando el negocio de los bajos fondos.

Para qué trabajar, para qué tener una nómina ya sea de 100.000 o de 600 euros, en Mandanga es preferible delinquir. Desde estos cuadernos, ahora que estamos en plena declaración de la renta, hago un llamamiento: AMINISTÍA FISCAL PARA TODOS. Qué corra el dinero negro a chorros. Miedo a la quiebra, qué venga y cuanto antes; Felipe II se declaró en bancarrota tres veces, y aquí seguimos, pagando alcabalas con forma de bombillas ecológicas o intérpretes senatoriales. Como decía Groucho Marx, más o menos: “hemos caído tan abajo que es imposible caer más” ¿o era? “partiendo de la nada alcancé las más altas cimas de la miseria”.

Por cierto, me tiene en ascuas el viaje de Casper al Vaticano. ¿Irá a pedir perdón al Sumo Pontífice por el matrimonio gay o a comprar indulgencias? Con él nunca se sabe, es un hombre tan inseguro respecto a sus propias opiniones.

jueves, 3 de junio de 2010

Al Club Bilderberg le queda dos telediarios

Tengo una amiga que cree en los seres de luz, el mes que viene viajará hasta el Machu Picchu para encontrarse con ellos, también cree en la secta de los Iluminatis, en el G-20, en María Magdalena verdadera teórica del cristianismo; y cómo no, en un gobierno súper secreto que maneja los medios de comunicación, la economía y la política mundial. Y no contento con ello, nos ha introducido a través de las vacunas –concretamente la de la gripe A- unos microchips con los que nos tienen controlados las 24 horas del día. Yo no digo ni que no ni que sí, de sobra se sabe que la realidad supera la ficción y el desquicie humano puede parir cualquier cosa. Así, de pronto, me vienen los 7 millones de euros que la desconocida ministra Cristina Garmendia, del Ministerio Insignificante+Deficiente+Inoperante, ha regalado a una cuadrilla de espabilados cocineros vascos, entre ellos Arguiñano, para la creación de la Facultad de Ciencias Gastronómicas (Ferran Adrià es el presidente del Grupo Asesor, al fin comprendo el cierre). Ya me dirán, si no es de necios interesados que la gastronomía deje de ser gastronomía para pasar a ser una rama científica. No puedo pasar por alto uno de los objetivos fundamentales de la Basque Culinary Center Fundazioa: “la estimulación del desarrollo sostenible en cultura gastronómica, educación alimentaria y tendencias en la alimentación”.

¡Esta tendencia a pica flor hace que pierda el hilo con una facilidad! A lo que iba. No hará dos horas que me ha llamado mi amiga para contarme que el Club Bilderberg, el Gobierno Mundial a la sombra, se reúne en Sitges, y que Zapatero le dará la bienvenida. Estaba tan alterada que no he tenido más remedio que perderme mi programa favorito, Casadas con Hollywood, y tranquilizarla.

Querida, si es la puesta en escena de un grupo de influyentes que se consideran depositarios de la Verdad Absoluta y se pirran deslumbrando a la masa, acompañados de una panda de coristas, llámense reina de Mandanga, Esperanza Aguirre o Pedro Solbes. Qué son mafiosos, sin duda, no hay nada más que ojear la biografía del fundador, Bernardo de Holanda, acusado de tráfico clandestino de armamento. Que esté Casper de la Moncloa, es lo mejor que nos puede ocurrir para terminar con el Club, de sobra es conocido por gafe; déjale que hable de “credibilidad y confianza” en la economía mandanga, si es de chiste. Además, querida, dónde está el secreto si todo el mundo sabe donde se hospedan y los puntos a tratar: ¿Sobrevivirá el euro?, el futuro del dólar de los EEUU y La misión de la OTAN en Afganistán. ¡Pero si las respuestas las saben hasta los taxistas adictos a las tertulias radiofónicas! Lo de Bilderberg huele a rancio y hortera, con decirte que asistirá hasta Jaume Roures, igual nos retransmite las sesiones por la Sexta. Tú a lo tuyo, no pierdas el centro energético por chorradas.