Adivinanza

En qué se parecen Francisco Camps y Alfredo Pérez Rubalcaba... En que los dos izquierdean.

Tautología

El senador es un ente con suerte, vive a su aire en la capital, lejos de su ciudad y, por supuesto, del débito conyugal; sólo tiene un compromiso en la vida: renunciar a los vicios privados y a las virtudes públicas. Casimiro Curbelo, tras un fatigoso curso senatorial, decidió celebrar los éxitos alcanzados con una mariscada; después le siguió una sauna demasiado caliente, no sabemos qué le llevó a ella, si fue los efectos del godello o es que le tiene cogido el gustillo a la cosa masculina. Poco importa. Lo relevante son sus gritos: “a mí no me detiene ni la guardia civil”.

Qué sí, que ya sabemos que “Mandanga no es Grecia”, vale que la repitan los políticos y los tertulianos de la Santa Compaña; pero que tenga que oírla cuando hago cola en la churrería o cuando me sirven un gin tonic, clama al cielo. Desde enero estamos con la frase, y de tanto manosearla va camino de convertirse en tautología. Por de pronto Mandanga es una empanada de masa quebrada rellena de chulos, delincuentes y aprovechados.

Me voy a Tesalia de vacaciones, llevo un cuaderno con los nombres de Teddy Bautista y Ramoncín-el-que-no-se-lo-puede-creer, Camps y el informático de Forever Young, Rubalcaba y el faisán, Ortega Cano y el circo, María Luisa Araujo y la colocación de los nuestros, Alfredo Sáenz y el botín de los bancos… Quiero estudiar sobre el terreno las auténticas diferencias entre el modelo griego y el mandango, las saunas no me intimidan, es más, como Casimiro le tengo cogido el gustillo, me deja la piel finííísima.