lunes, 7 de junio de 2010

Es preferible robar que trabajar

Después de la reunión mega secreta de este fin de semana en Sitges, nuestro ínclito presidente que tiene, como vulgarmente se dice, la picha hecha un lío en cuanto a ideología creativa, se ha subido al motocarro del mercadillo de la Moncloa. Y desde las alturas se desgañita voceando a los cuatro vientos.

-¡Estamos qué lo tiramos! ¡Oigaaa! ¡Esto es una gangaaa, ni treinta ni veinte ni diez ni cinco! ¡Tres! He dicho tres. ¡Un euro, señores, por un euro le damos un título de deuda pública de Mandanga! ¡No sean tímidos, saquen los billetes de quinientos de las cajas de galletas, de los paraísos fiscales! ¡El Estado lava más blanco que las Caimán! ¡El tipo de interés más barato para el defraudador! –Elena, la azafata económica, vestida de conejita Armani da vueltas a su alrededor, agitando unos papelillos al viento.

Y todavía escucho por ahí que esta medida aliviará la crisis financiera del país, más surrealista, imposible. He de reconocer que disfruto viendo al Estado encabezar y patrocinar a los malhechores; pone en evidencia el verdadero sentido de su existencia. Y como la asociación de ideas es libre, me recuerda el argumento de M, el vampiro de Düsseldorf, donde los criminales hacen piña con la policía para atrapar al asesino que está arruinando el negocio de los bajos fondos.

Para qué trabajar, para qué tener una nómina ya sea de 100.000 o de 600 euros, en Mandanga es preferible delinquir. Desde estos cuadernos, ahora que estamos en plena declaración de la renta, hago un llamamiento: AMINISTÍA FISCAL PARA TODOS. Qué corra el dinero negro a chorros. Miedo a la quiebra, qué venga y cuanto antes; Felipe II se declaró en bancarrota tres veces, y aquí seguimos, pagando alcabalas con forma de bombillas ecológicas o intérpretes senatoriales. Como decía Groucho Marx, más o menos: “hemos caído tan abajo que es imposible caer más” ¿o era? “partiendo de la nada alcancé las más altas cimas de la miseria”.

Por cierto, me tiene en ascuas el viaje de Casper al Vaticano. ¿Irá a pedir perdón al Sumo Pontífice por el matrimonio gay o a comprar indulgencias? Con él nunca se sabe, es un hombre tan inseguro respecto a sus propias opiniones.

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