jueves, 22 de septiembre de 2011

Gruppo di famiglia in Casa Manolo

Da gusto verlos, me brota una lágrima que recojo en un esenciero tal como hiciera Peter Ustinov en Quo Vadis. Están… tan… monos. Ellos con sus trajes del gris marengo al negro; sus corbatas, Josep Antoni Durán y Josu Erkoreka más transgresivos las llevan rosa y roja, Francisco Jorquera descorbatado, no en vano fue Secretario General de Estudantes Revolucionarios Galegos —¡Ahhh, aquellos días de la Liga Comunista Revolucionaria, el trotskismo, la juventud, el sexo libre sin cerdos ni cerdas, las esperanzas frustradas! Guardo otra lágrima—. Ellas menos encorsetadas, una con su rebeca de punto, otra con su pechuga de embarazada, y Rosa Díez como acostumbra: en el centro y sin parar de hablar.

En esta distendida reunión de portavoces propiciada por El País enternecen Gaspar Llamazares (lo poquita cosa que es el pobre, la ración de tortilla de patata abulta más que él y su partido) y la soledad del republicano, abandonado al fondo de la imagen. Y a pesar de que sonríen, espeluzna el rigor mortis, el entumecimiento aldeano de los siameses nacionalistas.

2 comentarios:

  1. Por la foto parece que nada de lo que pasa va con ellos

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  2. Tu sigue como Nerón guardando las lágrimas, lo digo por si llegamos al periodo de sequía. Claro que estos entre tortilla y chato van tirando, ¡qué penica me dan!

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