Cuestión de hipnosis

La fama se sustenta en unos cuantos tópicos que nos tragamos como si fueran palabras de ley. Es el caso de los encantadores de serpientes. Cuando pensamos en ellos, lo primero que vemos es un mísero indio de Jaipur con un turbante lleno de chinches y famélicas costillas al aire. Pues va a ser que no. El genuino encantador de serpientes, el profesional por esa propensión a la retórica y al engaño, está en Mandanga.

En los sepelios, los corazones de los presentes tienen por costumbre enternecerse. De ahí que aproveche Casper de la Moncloa para encandilarnos con subterfugios greguerianos; cree, que en el futuro los libros de historia le recordarán, al menos, como El Cursi y no como El Gandul Incompetente. Le propongo que se vaya a contar nubes a la cumbre del Teleno, con suerte se queda encantado 500 años y supera el record de Virila.

Ahora para encantamiento La Otra de Telemadrid —estos de la derecha son rancios hasta para los nombres, ya puestos por qué no La Mantenida—. Los amantes-directivos de La Otra en un alarde de ilusionismo han enviado una circular a los trabajadores del ente público felicitándose por haber cerrado el mes de agosto “con un 1,0% (retengan el espectacular dato) de cuota de pantalla media, el mejor resultado desde el inicio de emisión de la cadena, que consolida la tendencia ascendente de los datos de su programación”. ¡JA, JA y JA! Y no sigo riéndome porque tengo el punto flojo.