domingo, 15 de mayo de 2011

Que me quiten lo comío

Mi vida, como la campaña electoral, transcurría sin pena ni gloria. La mayor parte del tiempo intentando zafarme de una Aguirre obsesionada con centrarse en mí, y en un candidato empeñado en convertirme en un “común” denominador. El único consuelo ha sido saberme discípula aventajada de Guzmán de Alfarache.

Hay una palabra en estos días que produce erisipela a cargos y carguillos del partido en el trono, así como a los pretendientes, es: ABSTENCIÓN. Cada vez que la pronunció, me ha salido por la patilla una comida en De la Riva, Goizeko kabi, Casa de la Troya y O´Pazo.

Más o menos el asunto consistía en:
—Qué quieres que te diga Mengano, la verdad es que voy a abstenerme.
—¡Abstenerte! ¡Qué quieres que venga la derecha franquista! ¡Qué me quede en el paro! Pago la cuenta, pero vota ¡¿eh?!
La otra variación:
—¡Carlota, hay que votar, necesitamos políticos preparados, capaces de llevar las riendas de la gestión! Invito yo, pero piensa en la gestión.
—No sé, no sé… Si es por la gestión lo pensaré. Te parece que pidamos un Pingus.

En esas andaba de percebe en percebe, sin lo que se dice ni pizca de responsabilidad ciudadana, hasta que me he topado hoy con la frase de otro maestro de la picaresca: “si no tenemos nada que ver con la crisis, ¿para qué valemos los presidentes?” Guillermo Fernández-Vara retírate de la competición, demuestra que eres un hombre coherente, un hombre de acción, no de mandangas. Te prometo que si dejas pasar estas y te preparas para las siguientes, me empadrono en Malpartida de Plasencia y te voto. ¡A qué no hay huevos!

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