Y de nuevo caí

“No, no voy a caer, está vez, digan las frases más delirantes, vayan de novias vírgenes al altar de las elecciones manchegas, no voy a entrar al trapo”. Estas reflexiones las tuve el jueves por la noche mientras veía Zombieland, al tiempo que pensaba en la duquesa de Alba y la “perla” que le acompaña de caniche. Así que, para bloquear la mente a cualquier injerencia política y ayudada por las circunstancias del fin de semana, estuve desde la comida del viernes hasta la cuatro de la madrugada del domingo dándole al cava. Cuando desperté, tenía tal resaca que pasé el resto de la jornada en la cama leyendo el libro de moda entre los articulistas de más prosapia del país: Elogio del amor de Alain Badiou.

“¿Es el amor un sentimiento ético por excelencia, una reinvención de la vida o un riesgo inútil? ¿Quizá es cuerpo y deseo? ¿O acaso se trata como decía el gran poeta portugués Fernando Pessoa, de un pensamiento?” El filósofo marxista-maoísta da respuesta a tales cuestiones en 120 páginas para présbites, con un tipo de letra, digamos, algo más grande de lo habitual no llegaría a 50. Saco una conclusión: a los viejos estructuralistas y articulistas de renombre sólo les queda teorizar, será cosa de la nostalgia. Me levanté para tirar el libro al cubo de la basura y pensando en releer Fragmentos de un discurso amoroso de Roland Barthes, a ver si conseguía superar tanta cochambre intelectual. ¡En qué hora! Mientras enredaba por la librería, se me ocurrió poner la radio, y ahí estaba él. Y de nuevo caí, no puedo evitarlo, me produce fatiga, pero aun así sus palabras siempre consiguen raptarme.

“Lo que hoy sembramos es la prosperidad del mañana”, no teniendo bastante, añade que los avances en el Estado de Bienestar de Mandanga en las tres últimas décadas se deben a su partido. Me pone el prócer, no sé cómo lo consigue, pero siempre la última es más idiota que la anterior. Comienza la temporada de los mítines y no pienso perderme ninguna intervención de Casper de la Moncloa, es el mejor cómico de Mandanga. Me recuerda una película de Mr. Bean donde interpreta a un vigilante de un museo británico, un hombre que ocasiona el caos a su alrededor. La junta directiva para quitárselo de en medio lo envía como experto en arte y al cuidado de un cuadro a Los Ángeles, sin querer (nunca hace nada queriendo son… las circunstancias) destroza la pintura, y cuanto más intenta arreglarla, más enfanga la obra hasta que resulta irreconocible.

Cacho canne, en esto de siembras y cosechas tendrías que haber espabilado cuando el Banco de Mandanga te avisó de la crisis en el 2006 o tener la valentía de decir a tus votantes que en el 2050 nos jubilaremos a los 69, dato que por la fuente (El País) barrunto hasta los 80. Como no creo en los ‘futuros contingentes’, hago uso de la Memoria Histórica para recordarte que en el inicio del gobierno de Felipe González había un 16,5% de paro, al final 22%, Aznar te lo baja a un 11% y tú lo llevas al 20%. ¿No sería mejor para Mandanga que te centraras en el carpe diem?