martes, 15 de febrero de 2011

"Papel higiénico de diseño: sólo para corruptos sevillanos"

¿Por qué Sevilla? ¿Será por qué tiene un color especial? ¿O será ese aroma tan… exclusivo de la ciudad, sutil mezcla de azahar, jazmín y eau de cloaca? ¿Por qué Sevilla y no Valencia o Palma de Mallorca o Marbella o Barcelona? Cualquiera de estas ciudades tiene suficientes méritos escatológicos para haber sido elegida por Renova para su primera boutique de papel higiénico. Intrigada por la elección, indago en la propia empresa, donde me han aclarado que la boutique es una novedosa experiencia “pop up store”. Después de llamar a un amigo para que me aclare lo del pop ese, me he quedado más tranquila, al saber que está inspirado en los happenigs de los años 50 y que es un concepto de tiendas intermitentes, o sea que recorrerá toda la geografía Mandanga.

Sinceramente creo que han hecho un estudio, donde se pone de relieve que el carácter hortera y la inclinación a las apariencias de los sevillanos, unido a los excrementos que amenazan con anegar la ciudad, hace de Sevilla un nicho de mercado ideal para la venta de papel higiénico.

El espaaacio no sé cómo explicarlo, no hay por dónde cogerlo, como vulgarmente se dice. Los clientes, pongamos Juan Lanzas y señora (sindicalista de UGT y negociante de EREs, él y su mujer se incluyeron en el de Hitemesa sin trabajar en la empresa) se acercan a un mostrador con pinta de una heladería italiana, y allí le confecciona al momento su propio tubo transparente con tres rollos con los colores y dibujos deseados. En su caso, me decantaría por dos verdes y en medio un tercero blanco salpicado de cortijos.

“A partir de ahora, elegir este producto (se refiere al papel para limpiar culos) puede ser un experiencia divertida, e incluso glamurosa” dice la nota de prensa de Renova, y sigue “…escoger el que se adecue a su personalidad, a su estado de ánimo”. De ahí que el momento vital de Fernando Mellet, ex director de Mercasevilla, le pida uno con penetrante perfume a cigala podrida; no así José Antonio Griñán cuyo estado de ánimo tendente a la depresión post-elecciones le llevaría a escoger el negro. Alex de la Iglesia, también elegiría el negro, pero por otros motivos: tiene un carácter más inquieto, es modelo de Purificación García y seguidor de la última tendencia, como lo demuestra la facilidad con que abandona a la Sinde a su Ley para abrazar la causa internauta, viendo que no se come una rosca con Balada triste de trompeta. Pero esta es otra historia, no la del papel moteado de capullos de rosas rojas, con el que asearía sus partes el Vicenada, Manuel Chaves.

A mí esto del papel con glamour, me da mal rollo, siento el aliento de los pueblos bárbaros en el cogote.

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