lunes, 5 de julio de 2010

Masoquismo histórico o la imposibilidad de la huída

Vivir en Mandanga puede producir enfermedades nerviosas, y no es de extrañar, porque ante las ocurrencias de los partidos políticos no sabemos si llorar o reír; y, mientras lloramos y reímos a la vez, nuestro sistema inmunológico se resiente y vamos irremediablemente hacia el masoquismo histórico, esa enfermedad de difícil recuperación en la que caímos a finales del siglo XVII y de la que nunca saldremos. Cuando somos jóvenes, creemos que nunca nos alcanzará, y miramos a los afectados con desdén. Sé de lo que hablo. Hace años estuve un tiempo viajando en compañía de Santiago Amón, buscábamos otros lugares, otros caminos olvidados del reino. La juventud es arrogante, y en aquellos días lo desprecie, sólo vi lo superficial, un hombre con complejo de superioridad que le gustaba llamar la atención por medio de frases redondas sin ningún contenido, frases impactantes, inventadas para dejar a la audiencia noqueada y con la boca abierta. Cómo cuando me decía: “en Mandanga no cabe un tonto más. Vete cuanto antes Carlota o acabarás no creyendo en nada como yo”. Ahora que ha pasado el tiempo, me doy cuenta de que fui soberbia e injusta, y echo de menos aquellas largas conversaciones esperando el amanecer.

Pertenecemos a un pueblo decadente, sin formación, oportunista y estúpido hasta la nausea, y los líderes son su reflejo (no se puede sacar dónde no hay). Me diréis que hoy me he levantado amargada, nada más lejos de la realidad; el fin de semana ha sido espléndido, a pesar de las memeces de nuestros sabios, y de su particular arte de la "gobernanza".

Ya es tarde para marcharme, estoy enganchada al masoquismo histórico, y confieso que siento un malsano placer al leer en el Pravda dos noticias espectaculares, una vuelta más de tuerca difícil de superar por estos deficientes mentales. La primera: el PSdG y el BNG eleva la leyenda a la categoría de suceso histórico; y como ellos no van a ser menos en cuanto a señas de identidad, y para “chulo, chulo su pirulo”, piden definir a Galicia como “Nazon de Breogán” en el preámbulo del Estatuto. No puedo hacer comentario alguno, la información lo dice todo y las palabras se quedan pobres. La segunda viene de la mano de la Secretaría de Estado de Comunicación que aprovechará la reforma de la web del Gobierno para eliminar el nombre del dictador Francisco Franco del listado de jefes del Ejecutivo desde 1823. O sea entre 1939 y 1975 aquí en Mandanga hubo un agujero negro de la historia. ¡Borremos los nombres, destruyamos las imágenes, qué no quede rastro de Cartago!

Cuánta razón esconde el aforismo de Cioran: “Sin la asiduidad del ridículo, ¿hubiera durado más de una generación la especie humana”.

3 comentarios:

  1. Sí, yo también me quedé como tú Carlota cuando lo leí en El País del sábado, no daba crédito. Lo que no entiendo, por lo mal redactada que está la noticia, es a quién van a poner en lugar de Franco. Por qué a alguién tendrán que poner? No?

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  2. Querida Carlota, que buenísima idea, estoy entusiasmada con esta nueva idea de cómo acabar con lo que no te gusta, a lo mejor así no ha ocurrido. Propongo quitar a los reyes Godos por bestiajos. A los reyes católicos también (nunca me cayeron bien). A los Borbones (no hace falta explicarlo no?). Y así sucesivamente. Propongo abrir una web cortando el viento para que los mandangos digamos a quien quitar, a lo mejor, con un poco de suerte, no queda ni uno. Y así no ha pasado nada malo en Mandanga, incluida la crisis que crisis.

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  3. Son una panda de incultos, que sólo les mueven la propaganda y los beneficios electorales. No entiendo por qué está tan mal vista la abstención, si es la única forma de disentir que nos queda. ¿Explicarme por qué hay que votar?

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