miércoles, 7 de julio de 2010

Alex de la Iglesia la toma con los tomates

Una mujer espectacular -horma Sara Carbonero- y un hombre, digamos corriente, pero con un obsesivo pensamiento martilleándole la entrepierna, están sentados en dos mullidos sillones rosas del espaaacio de moda en Madrid, Charada. Él habla y habla sobre Lacan, les Cahiers du Cinéma, de la felicidad según Punset, un poco de Lévi-Strauss, otro de su escritor favorito, Enrique Vilas Matas; pasan las horas, y él habla, y habla, y ella calla, y calla. Al final agotado, porque la táctica parece que le falla, le pregunta: “¿bueno, no dices nada?”. Y ella le responde: “pá qué pá cagagla”. Este episodio cuando se da entre gente anónima no tiene mayor transcendencia, no así cuando abre la boca y la caga el presidente de la Academia de Cine de Mandanga.

Alex de la iglesia debería dedicar todas sus energías a dirigir películas, y si le piden una entrevista declinar la oferta, no está dotado. Tampoco pasa nada, ya cuenta con uno de los mejores filmes mandangos: El Día de la Bestia. Pero habrán muchos, entre los que me incluyo, que después de leer sus declaraciones en 20 minutos y en El Mundo nos hayamos quedado como el “hombre corriente”: desinflados. Costará lo suyo que se nos vuelvan a empinar las ganas de saber, de conocer sus agudas reflexiones.

El cineasta ha recibido el Premio Nacional de Cinematografía por “su trayectoria profesional innovadora y transgresora”. “No, no, yo no me lo merezco, hay otros mejores que yo”, dice el transgresivo. Pues lo tienes fácil, ¿no? ¡Ah, son los 30.000 euros! Mira tú, el rebelde quebrantador de normas por dónde nos sale. Para él, lo importante “no son los principios, sino los finales”, no es menester que lo jure. Cómo presidente le da rabia que se hable de subvenciones, especialmente a los tomates: “No estamos más subvencionados que los tomates”. En esto de regalar el dinero ni a los tomates; pero puestos, elijo el tomate que está tranquilo en su rama, además tiene cantidad de vitaminas, minerales y me hago con él unas mascarillas que para si las quisiera kate Moss. Está convencido de que “nuestras películas son horrorosas”; y a continuación “pido al público que no se crea que el cine es malo: que las vean primero, y después opinen”. Alex querido, o son espantosas o son buenas, pero las dos cosas al mismo tiempo va a ser que no. Supongamos que de buena fe, por eso del opinar con criterio, voy a ver cine mandango, y me arrean el típico dramón de la Guerra Civil o la soledad del pepinillo en vinagre. ¿Quién me devuelve el dinero, la Academia o el Ministerio de cultura? A la pregunta “¿dónde aprendió todo eso, de su propia experiencia o fijándose en la de otros países?” Contesta: “las dos cosas. Mi modelo es el cine francés”. Y yo en la inopia, nunca hubiera imaginado que “Acción Mutante” hunde sus raíces en “Lancelot du Lac” de Bresson o igual se refiere a “Les visiteurs” de Jean-Marie Poiré, conocida en Mandanga por “Los visitantes no nacieron ayer”.

Os dejo, me ha convencido el de la fotocopiadora para ver en su casa el partido de La Roja contra Deutschland.

4 comentarios:

  1. Carlota estás llena de prejuicios contra el cine español. Los españoles tenemos que ver nuestro cine, no gastarnos el dinero en la industria americana, sin subvenciones el cine producido aquí desaparecería. ¿Es eso lo que quieres?

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  2. Ya está bien, que se busquen socios capitalistas para sus proyectos artísticos. Que pidan financiación a los bancos o a Endesa como lo hizo Garzón para sus seminario en New York, a ver si se lo dan. Estoy harto de que mis impuestos paguen la basura creativa de otros

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  3. Anónimo3 de algo tienen que vivir, y no hay que ser tan negativo con el cine español, hay películas muy buena. La celda es una buena película que no tiene nada que envidiar a las americanas. Pero Carlota tiene razón, estos transgresivos de pacotilla que se mueren por presidir y ganar sustanciosos premios, no es que quieran estar fuera del sistema es que son el sistema

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