domingo, 25 de abril de 2010

La audaz Leire Pajín pone entre las cuerdas a la RAE

La semana pasada quedé con P. en el restaurante El Comunista. P. es una persona que cree en la fuerza imparable del progreso, en la supremacía de la razón y abomina de las emociones sin control (“es muy inglés”, al menos eso dice) a las que tilda de nocivas y regresivas del instinto animal. Él tiene una “fe inquebrantable” en que el hombre pronto superara la fase de homo sapiens y alcanzará el estadio superior del humanismo. Sí, P. es un hombre contradictorio alaba la razón y después te suelta a bocajarro lo de la fe. ¿Pero quién no esta hecho de contradicciones? Y, lo qué es más importante, quién discute con unos ojos azules irisados. Mientras comíamos el pollo en pepitoria, yo escuchaba embelesada la importancia de la fiesta taurina, lo cual dicho sea de paso me importa una higa, también saltaban los cretenses sobre toros llameantes y ahora sólo quedan falsas recreaciones.

Al final de la comida me liberé de sus habilidades hipnóticas, gracias a que desvié la mirada hacia la frasca de pacharán. En ese momento dijo: “nadie que tenga dificultades para emplear las formas verbales puede representarme. Llevo 20 años votando al PSOE, ninguno más, no soporto la humillación intelectual. Carlota, el contradecido de Leire Pajín me ha sentado como una patada en el estómago”. Apure el chupito, puse doce euros sobre la mesa, y me fui del restaurante sin volver la vista atrás.

Si hay algo que valoro, es la audacia. Leire Pajín es una mujer audaz, capaz de acabar con la tiranía de los verbos irregulares y de paso con esa institución anquilosada de paniaguados que es la Real Academia Española. Rindió pleitesía a la gazmoñería franquista y ahora paga peaje admitiendo adjetivos como sostenible, ya se la apañará para que encontremos en la próxima edición de 2013 en sede parlamentaria, demostración de lo muy apegados que están a los nuevos usos de los hablantes. Las definiciones del GRAN LEXICÓN son de una pobreza, de una falta de trabajo, de un desastre lexicográfico qué mil veces recurro antes al diccionario de María Moliner, que por cierto nunca fue académica. Si desapareciera, la lengua española o castellana (según la susceptibilidad) seguiría viva y transformándose con independencia del MAMOTRETO, no necesitaron de sus servicios ni Cervantes ni Quevedo ni Góngora; es más, estoy segura, que esa pompa apoltronada los jueves en los mullidos sillones de la sapiencia lingüística nunca los hubieran admitido por herejes. El merito fundamental para llegar a ser académico es no haber superado la fase del destete, especialmente si se es académico plumilla (ahí están Juan Luis Cebrián y el erudito de la poesía erótica castellana Luis María Anson), donde el complejo de ser alguien en las letras lo superan decidiendo la si ch va sola o dentro de la c.

1 comentario:

  1. Bueno, bueno, el Sr. P. denota una cierta manía a Leire, ya que si ese es su motivo para no votar al PSOE, hace muchos muchos años la Sra. presidenta consorte soltó lo de "jóvenes y jóvenas"

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