viernes, 12 de marzo de 2010

Raúl de Pozo deja la pluma y se hace director comercial

A parte de las espinacas a la crema, no hay nada que me produzca más asco que los pseudo ilustrados del XXI. Son los emperadores de la Verdad Suprema, fuera de ellos el mundo se reduce a chusma sin criterio. ¡Qué les den! En los últimos meses cada vez que salgo con la intención de pillarme una gorda de gin tonic, hay un pesado que le da por el tema de internet, a saber: la gente no está preparada para discernir la verdad de la mentira (él sobrado), la calidad de la bazofia (él con un simple vistazo), somos manipulables (él nunca), tenemos que pagar, y hay que crear un organismo supranacional o nacional o mejor los dos, que así es más eficaz el control de los contenidos de la red. El “Index Expurgatorius” nunca dejará de existir, nos lleva a él esa tendencia del ser humano hacía el totalitarismo y la falsa cultura.

Raúl del Pozo, ilustrado veintiunesco, el miércoles nos endilgó un panfleto sobre el tema, que tengo que comentar no vaya a darme una apoplejía. En entrecomillados las sutilezas metafóricas y la profundidad del pensamiento bien remunerado. ¡Va, por el maestro!

“…algunos ciudadanos les parece tan normal pagar las gambas al ajillo en el bar… que leer de balde un periódico en Internet…”. Lo básico, mi dinero lo gasto en lo que me de la gana, en gambas al ajillo que me gustan y en descargarme por 20 euros al año todas las películas y series que se me atojan, por los periódicos en internet ni un céntimo, y menos los 15 euros al mes que Unidad Editorial pide por entrar en Orbyt. ¿Qué pasa, te molesta?

“Nunca fue gratis estar informado con rigor”. A mi lo del rigor me suena a dominatriz. El sadomaso no es una de mis perversiones preferidas, lo justo y sin pagar.

“…Para que los periódicos sean buenos han de estar hechos por profesionales, no por becarios esclavos…” Lo mismo en el periódico donde trabaja no hay becarios, tengo que estar mal informada. En cualquier caso, por lo que conozco, los profesionales de la prensa se dividen en tres categorías: redactores precarios, becarios y unas cuantas estrellas rutilantes, con pocas excepciones a las órdenes de la Voz de su Amo. De ahí tiene que venirle la querencia por el rigor.

“Si los lectores no pagan…los medios de comunicación desaparecerán, y si ahora los banqueros, los partidos, las multinacionales y los gobiernos controlan los periódicos, será aún peor un día, se llevará el viento de la historia los rotativos…” Sí, está mal escrito, pero es normal que el viento lo enrede en esa defensa de la prensa libre e independiente de banqueros y demás. En fin, que voy a decir, si no se le cae la cara de vergüenza por lo transparente de su discurso. No hay lectores porque la prensa como la conocemos apesta, está muerta. ¿Y, pasa algo? Es el ciclo de la vida, aunque no quieras, vas y te mueres.

El motivo principal de la columna es la prepotencia del Ombligo del mundo para que los mandangos nos gastemos el dinero en Orbyt. Y una y otra vez con la perejila de pagar: “aunque parezca extraño nunca hubo prensa gratuita como se concibe ahora”. Tampoco se concebía la luz eléctrica ni el sufragio universal y aquí los tenemos. La luminaria del periodismo se apaga en los artículos de encargo, no hay nada más que leer la simpleza de sus argumentos.

“O funciona o nos caemos con el equipo”, dijo Pedro Jota arengando a sus masas. Qué no se preocupe el visionario del nuevo periodismo, ya vendrán los banqueros, los partidos, las multinacionales y los gobiernos a sostener Orbyt.

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