miércoles, 10 de marzo de 2010

"Elogio de la mentira"

Está en la selección natural: no hay ningún ser vivo que no utilice la mentira para sobrevivir, es la ley de la selva. El engaño más básico se encuentra en los rasgos físicos del depredador y el de la presa. En Sudamérica vive una mariposa con los bordes de las alas carcomidas, simula estar pudriéndose, y de esta forma la dejan en paz; en Mandanga tenemos a Casper de la Moncloa, este espécimen utiliza la morfilosis (anulación de los contornos del cuerpo) preñada de sonrisa beatífica para dar imagen délfica, traslucida, optimista y entregada sin flaqueza a la resolución de los contratiempos que asolan al estado. Yo misma, prefiero mentir antes que dar explicaciones por sencillas que sean, invento trolas con tal lujo de detalles que ya las quisiera el Barón de Münchhausen.

Viendo y oyendo a Casper en la entrevista que le hicieron tres periodistas melifluos de TVE, y leyendo los últimos avances de las medidas anticrisis, no hay duda de que el presidente mandango es el exponente máximo del “ELOGIO DE LA MENTIRA”. ¡Y pensar que lo creía un analfabeto funcional! Pues no, es un habilidoso intelectual que entiende que la verdad hace daño, es engorrosa y no facilita el bien de la nación. El gran estratega miente como lo hizo Ulises para conquistar Troya.

Dijo el Erasmo de la Mentira: “estoy muy contento con el Gobierno. Está trabajando en circunstancias muy difíciles. El esfuerzo está siendo grande… No pude prever la magnitud…”. ¡Es mi ídolo! En su particular cruzada contra la CRISISQUÉCRISIS, allá por el mes de octubre se sacó del magín el placebo del “facilitador financiero”, que suena a película de Chochoneger. Al día de hoy, tras gastarse 10 millones de euros, los facilitadores sólo han conseguido: un crédito, una empresa. Otra idea de leyenda es el Plan Antifraude, con el que se perseguirá la estafa fiscal de autónomos, miniminipymes, y demás supervivientes en paro, las SICAV no entran. Este planazo pretende conseguir 1.000 millones de euros, un par de cubillos para achicar las aguas torrenciales del déficit estatal. Y así podría seguir enumerando planes y comisiones de estudio, hasta llegar al Plan Bobo la Chorra.

Bertolt Brecht defendía el teatro épico frente al teatro ilusión. En el épico, arte puro, los actores guardan distancia con sus papeles para no identificarse con los personajes, y evitar la empatía de los espectadores; esta distancia, advierte Brecht, no sirve para “vender” bien a la persona y por eso queda relegada al teatro ilusión. En el teatro ilusión de Mandanga, Casper actor principal se identifica con su papel y arrastra al público lejos de la realidad, sin despeinarse y con las cejas depiladas. ¿Alguien da más por menos?

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