lunes, 4 de enero de 2010

Profecías de Vôtre Dame para el 2010. Primera entrega

A las seis de la mañana del veintiuno de diciembre, con los ojos del tamaño de una cabeza de alfiler por haberme acostado a las dos de la madrugada tras una memorable “fiesta de la diáspora”, con una no menos memorable resaca trabajada a conciencia y con los euros justos para tomar un taxi, llegué al aeropuerto de Barajas. Nada más poner los pies en la Terminal 4, fui arrastrada por la marea de miles de personas que saltaban de cola en cola, llorando, suplicando y gritando. La tormenta de nieve, hasta ese momento inexistente para mi, había impedido la salida de buena parte de los aviones. Frente a la adversidad tomé ejemplo de mis conpañeros de infortunio: me colé, increpé, me desgañité y protesté airadamente. Al final, gracias a un golpe de suerte, conseguí aterrizar la noche del veintitrés de diciembre en Ámsterdam, eso si haciendo escala en El Cairo, Sri Lanka, Moscú y Varsovia.

Como he dicho, estaba sin un euro, la lluvia azotaba la ciudad y no tenía ni un maldito paraguas, así que me refugié en el coffee shop Johnny. No sé, si fue el humo del doble cero del lugar o el viaje por los confines de Asia; pero me elevé a otro plano de conciencia, donde visiones aparentemente inconexas intentaban abrirse paso a través de la niebla. Una vez de vuelta en Mandanga las he transcrito, y aún no salgo de mi asombro. ¡Son PROFECÍAS para el 2010! Bueno, he tenido que hilar muy fino, pero más difíciles de interpretar eran las de Nostradamus o las de Cornelio Agrippa, y ahí están.

Primera visión. Sobre el mapa de Europa un jinete cabalga, porta un estandarte que lleva inscrito el número 6, el viento lo arrastra de país en país, más nunca pisa territorio mandango un muro invisible le impide el paso. Cada vez que para, arenga a las masas en una jerga ininteligible que recuerda el idioma klingon. En la lejanía, creo reconocer al emperador Carlos V con la armadura que llevó en la batalla de Mühlberg contra los herejes. ¡Pero qué veo, al acercarse no tiene cara, sólo dos cejas circunflejas!

Interpretación de Vôtre Dame. El jinete es Casper de la Moncloa. El número 6 representa el semestre en el que gobernará sobre la Unión Europea. Carecer de cara significa que nunca se ha visto ni se verá en otra igual. Los herejes contra los que se dispone a batallar el invicto, no es otra cosa que la “CRISIS QUÉ CRISIS”. Ese cabalgar atolondrado se refiere a que aviaos están los europeos. El supuesto idioma kinglo indica que la Unión Europea podrá superar su presidencia, ya que es conocido en el orbe por las simplezas infantiles que inflaman su verborrea. El viento arrastrándolo es también un símbolo positivo para Europa, con tanto trajín pasará desapercibo por todos; además, mientras se mueve no le dará tiempo a poner en práctica sus ocurrencias de estadista. El muro invisible representa la indolencia del jinete. Y, en cuanto a Mandanga la visión profetiza que estamos de suerte, nos lo quitaremos de en medio una temporada.

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