viernes, 11 de diciembre de 2009

Y el cambio climático parió el sexo sostenible

Hágase el mundo a nuestra voluntad, y el mundo siguió indiferente a nuestro inconmensurable poder. Las religiones y sus sacerdotes siempre nos han acompañado, desde que correteábamos a gatas por las finitas sabanas, con el tiempo el dios trueno, el dios agua, el dios árbol murieron. Pero no tenemos de que preocuparnos, aquí estamos sustituyéndoles con gran fervor. Yo, sentada en la butaca, dándome el sol invernal en la cara, leo que en Copenhague se han reunido los obispos del Cambio Climático. ¡Aleluya! No somos capaces de predecir el tiempo que hará dentro de una semana, y allí están los Nostradamus del nuevo milenio, profetizando sequías, deshielos, subidas de los océanos, de las temperaturas… ¡Qué omnipotencia!, creernos que somos el origen y el fin de la vida en este planeta, cuando los pedos de las vacas nos superan en poderío meteorológico.

Meter miedo, el gusto por la catástrofe da de comer, y el cambio climático se ha convertido en un negocio tan rentable, que crecen los expertos como setas, abundan los máster, las mesas redondas patrocinadas por las industrias y las empresas; y reuniones como las de Copenhague que no servirán para nada, a excepción de escucharse a ellos mismos, aparecer en los medios de comunicación y gastarse el dinero con la excusa de salvarnos. ¡Os lo suplico, no os preocupéis por nosotros, contentaros y distraeros con los premios Nobel!

Faltaría más que estas almas de cántaro se amilanaran, y las ocurrencias que tienen en el asunto climático se expanden como el universo. Y aquí tenemos la última que nos viene desde la frígida ciudad: el sexo sostenible, el sexo ecológico. Pueden ser más majaderos, pero lo tienen difícil. ¿Qué es el sexo sostenible? Practicarlo ininterrumpidamente, sin ayuda exterior, ni merma de los recursos existentes (definición de la RAE). ¿Y el sexo ecológico qué es, promocionar los sex shop y el uso de las zanahorias cultivadas ecológicamente? Lo único claro es el primer mandamiento que proclaman: huirás de las prostitutas como de la peste.

¡Oh Astarte, baja de nuevo a la tierra, protege a las putas, ampáranos de esta nueva religión, y déjanos caer en las tentaciones! Amén

3 comentarios:

  1. Hay algo que no me ha quedado claro: ¿Crees que se va a producir el cambio climático o no?

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  2. Sí, creo en el cambio climático. El que hubo hace un millón de años, hace doscientos mil, hace dos mil,hace cincuenta… El que vendrá dentro de veinte, de cien, de mil, de cien mil y el de mañana, lo presagia el dolorcillo que hoy tengo en la rabadilla.

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  3. A mi el sexo ya no se me sostiene, y al clima que le sostenga Al Gore que es el que nada en soles.

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