miércoles, 25 de noviembre de 2009

No sin mi SITEL

Voy a confesar un vicio privado, que en otros momentos escondería avergonzada; más en los tiempos que corren, tiene muchas posibilidades de convertirse en virtud pública: soy cotilla, al primer grito de los vecinos agarro un vaso y me pego como una lapa a la pared. No voy a ser yo, pobre infeliz, quién menoscabe el principio de autoridad de los gobiernos de Mandanga en su quehacer diario para protegernos del mal. ¡Pero todos los ciudadanos tenemos derecho a ser operadores de SITEL, me niego a que el estado sea el único espía-cotilla oficial del reino!

Desde aquí ofrezco generosamente la solución, que acabará con la división de opiniones entre las dos grandes sectas de Mandanga: la creación del gran Ministerio de Intercepción Telefónica Sostenible. El lema sería: “yo también soy SITEL” o “¡A qué te pillo!”.

¿Tiene capacidad la policía y la guardia civil para espiar las llamadas de todos los mandangos? Aunque lo intenten, hay que ser conscientes de que no, como mucho pueden ser intervenidas las conversaciones y los mensajes de veintitantas mil personas. Ahora bien, si el Ministerio del Interior se quita de pequeñeces, y piensa a lo grande, dando un pequeño operador SITEL a cada uno de los habitantes lograría multitud de ventajas. Paso a enumerar unas pocas de las muchas que se me ocurren: a) cada mandangés controlaría a otro, que a su vez sería controlado por otro, de esta forma se sabrían las conversaciones de los cuarenta y seis millones de mandangos; b) la risión no tendría fin; c) la creatividad del lenguaje y los sonidos cifrados alcanzaría cotas jamás imaginadas por los agentes secretos; d) no tener vida propia dejaría de ser un problema psicológico; e) no habría tiempo para delinquir en cualquiera de sus facetas; f) el parado tendría ocupado su tiempo, no necesitaría ni comer; g) elevación de la autoestima al escuchar la vida miserable del que te ha tocado…

Si pudiera elegir, pediría ser la radioescucha de Mari Cospe, la equidistante, nunca dice nada de nada, lo poco que denota algo de su personalidad es la quincalla que lleva en las muñecas, y que viste como una “teenager”. Lo que daría por asomarme a su pensamiento político, a su capacidad gestora, a su fortaleza de carácter para dominar a los díscolos. El segundo lugar en mis preferencias de radioescucha lo ocupa Amancio Ortega, creador de la ilusión de que cualquier mercero puede llegar a estar cuajao de euros. Pero no, no estamos para caprichos, hay que dar ejemplo de democracia, me conformo con un anónimo ciudadano de Minglanilla, pueblo del que tengo recuerdos imborrables.

3 comentarios:

  1. hola Carlota,
    sería magnífico, yo me apunto y me pido a la Aguirre.
    Te sigo, y cada vez lo haces mejor

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  2. Fantástica idea, Carlota.

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  3. SITEL! no-se-puede-estar-sin-él.

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