lunes, 20 de septiembre de 2010

Esperanza y el amor


La estupefacción del amor flota en la fotografía, a pesar de la evidencia demagógica y populista, a pesar de los comentarios de Bruno sobre Esperanza cuando comíamos el segundo plato de fabada: “esta mujer tiene toda la pinta de que le va la lencería porno“.

 “Te temo a ti, demasiado inflexible, a ti únicamente halago:/tú tienes el rayo con el que podrías arruinarme”. Gritaba Ovidio, al fin resignado con ser un pelele en los brazos de su tiránica amada, y consciente de que una vez eres raptado por eros, pasas a la categoría de berza. Conque timidez de esclavo, el hombre esconde la pétrea cabeza bajo el casco patrio y ofrece su mejilla a los labios de ella. ¿Quedarán los suyos suspendidos en el aire? ¿Entregará sus besos al vacio? El obrero y la presidenta, separados por una malla metálica y agarraditos los dos, sin fuerzas, parecen entregados a la impotencia del amor imposible.

Dos pasos más atrás, los consejeros ríen con la ocurrencia de Isolda. ¡Ignorantes! No saben que ocultar una pasión es inconcebible, está hecha para ser vista, que se sepa y que no se sepa, ahí está su esencia.

Ahora que el sentimiento amoroso está tan denostado, que la lírica de la pasión avergüenza, que el lenguaje de los enamorados se ha reducido a mi churri o te la voy a clavar, hay una Esperanza. En una sociedad donde por inversión de valores la sentimentalidad del amor se ha convertido en obscenidad, en indecencia, se ponen el mundo por montera, no temen la transgresión de las normas ni el qué dirán. ¿Tendrá la pareja capacidad de resistencia? Son tantas las dificultades a las que tendrán que enfrentarse; así de primeras se me ocurre la reducción del número de liberados en la Comunidad de Madrid. El amor, como tantas cosas con numerosas obviedades aparentes, sólo consigue saltar a la vista cuando se pierde, y se pierde desde el instante en que se tiene. Pero no, no creo que Esperanza sufra por el desamor, ella ya ha puesto la barrera metálica.

3 comentarios:

  1. Ya lo decía Elio, la clase obrera va al paraiso.En todo caso, querida VK,él no me gusta para la maitresse.¡Si Stajanov levantara la cabeza!

    ResponderEliminar
  2. Siempre hay que ser política, una vela a Dios y otra al Diablo, así siempre se gana

    ResponderEliminar
  3. Para mi que de lencería fina nada, a Esperanza Aguirre lo que te tiene que poner es el latex y el látigo

    ResponderEliminar